La influencia de la diáspora ajedrecística cubana 2016 – Incluye listado de 160 ajedrecistas titulados que residen fuera de Cuba-
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Cuba es una reconocida potencia deportiva mundial; los resultados de los últimos 40 años en los más importantes eventos deportivos internacionales lo confirman. En los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, la patria de Martí quedó en quinto lugar en el medallero final, sólo detrás de los equipos ex soviéticos unificados, los Estados Unidos, Alemania y China. Y aunque últimamente observamos un declive en la calidad de algunos deportes, derivado de la profunda y prolongada crisis económica que comenzó a principios de los 90, todavía el deporte cubano marca pautas a seguir. Y en el Ajedrez, la mayor de las Antillas también es un ejemplo y un modelo a imitar por los países interesados en desarrollar el Juego Ciencia.
Con una tradición ajedrecística de más de un siglo y medio, y el ex Campeón Mundial José Raúl Capablanca como su máxima expresión, Cuba ha obtenido, entre otros logros, dos Campeones Mundiales Juveniles (Walter Arencibia en el año 1986 y Lázaro Bruzón en el 2000), excelentes resultados en las Olimpíadas y Copas Mundiales, ha conquistado Campeonatos Panamericanos por Equipos e Individuales, más de 45 jugadores formados en Cuba se han graduado de Grandes Maestros -incluyendo varias féminas- y más de un centenar de Maestros Internacionales.
Desde finales del siglo XIX en la Isla se desarrollaron importantes actividades ajedrecísticas, como los enfrentamientos por el título mundial de Ajedrez entre W. Steinitz y M. Chigorin 1889 / 1892, y simultáneas de reconocidos Maestros (Paul Morphy, Harry Nelson Pillsbury, el famoso Capitán Mackenzie, entre otros). Ya para comienzos del siglo XX, Cuba contaba con jugadores de buen nivel internacional además de Capablanca (Celso Golmayo y los hermanos Juan y Enrique Corzo Príncipe, los más conocidos).
Así tenemos que en la Olimpíada Mundial de Buenos Aires de 1939, la mayor de las Antillas terminó en el lugar 11, entre 26 países, con un equipo integrado por J. R. Capablanca, R. Blanco, M. Alemán A. López y F. Planas. En la época post Capablanca y antes del año 1959, se destacaron además de los nombrados, el Doctor Juan González de Vega -el mejor jugador cubano entre los años 1943 y 1957- Rosendo Romero, Eleazar Jiménez, Eldis Cobo, Rogelio Ortega y Gilberto García, entre otros Maestros que obtuvieron buenos resultados en Torneos Internacionales.
Desde hace unos años, el Gran Maestro Leinier Domínguez ha obtenido formidables desempeños que le ha permitido consolidar el coeficiente ELO por encima de los 2700 puntos y establecerse en la élite mundial; en el 2010, el equipo femenino terminó en 4to lugar en la Olimpíada Mundial celebrada en Siberia, actuación sin precedentes en el Ajedrez cubano y en la celebrada en Tromso, Noruega 2014, el elenco masculino logró un excelente resultado al finalizar en el 7mo lugar.
A partir del año 1959, y con el pleno respaldo del Gobierno al deporte, «el deporte es un derecho del pueblo», una correcta política de masificación y un amplio programa de competición a todos los niveles, se forjó el despegue cualitativo del Ajedrez cubano.
Se debe señalar que la organización de los Torneos Capablanca in Memoriam a partir de 1962 y la celebración de la Olimpíada Mundial de La Habana en 1966, incidieron en gran medida en que el Ajedrez se convirtiera en un deporte de gran arraigo popular;\ también su divulgación por varios medios de prensa, con la Revista Jaque Mate en primer orden, fue muy importante en la etapa inicial de desarrollo.
La base bien cimentada por la tradición y el apoyo gubernamental, fue aprovechada por las extraordinarias capacidades organizativas de los Presidentes de la FCA, José Luis Barreras entre los años 1959 – 1971 y Jorge Vega de 1971- 1982, que lograron “construir” el salto de calidad del Ajedrez nacional, que encabezado por los Grandes Maestros Guillermo García, Amador Rodríguez, Jesús Nogueiras, Román Hernández, Reynaldo Vera y Walter Arencibia, consiguió desde 1975, resultados de relevancia internacional. Ya para ese año Silvino García había sido el primer criollo en obtener la norma de GM.
Posteriormente, con la oficialización estatal de la Enseñanza del Ajedrez en las escuelas primarias, en 1989, y la creación del Instituto Superior Latinoamericano de Ajedrez en 1992, se propició un desbordamiento de talentosos ajedrecistas que descubiertos a temprana edad y formados bajo exitosas metodologías de Entrenamiento, se convirtieron en pocos años en jugadores de gran nivel. Es la pléyade de jóvenes que liderados por Leinier, Lázaro Bruzón, Yunieski Quesada, Neuris Delgado, Julio Becerra, Holden Hernández, Fidel Corrales, Isan Ortíz y Omar Almeida, entre otros, que constituyeron un natural y superior relevo de los Grandes Maestros formados antes de 1990.
Entrenador en España
A la par del auge del Ajedrez cubano de los años 90 y con la “exportación” de Entrenadores y especialistas a varios países a través de los Convenios de Colaboración de CUBADEPORTES, el ISLA y la FCA, decenas de ellos establecieron su residencia en el exterior, aunque ya antes se habían dado algunos casos de ajedrecistas que ubicaron su destino de vida en otros países.
En la década del 90 era común ver el flujo migratorio de deportistas entre diferentes países; veíamos con naturalidad al mexicano Hugo Sánchez jugar en España, o a Diego A. Maradona en Italia. Tal parece que para los deportistas las fronteras desaparecen cada vez más. Es un fenómeno migratorio universal fundamentado en factores económicos y sociales dentro de una Aldea Global cada vez más intercomunicada y cosmopolita.
A través de los años la migración de ajedrecistas ha sido fructífera para las Federaciones con posibilidades de aprovechar las “capacidades importadas”, para desarrollar el Juego Ciencia en el país. Sólo recordar algunos ejemplos para confirmar lo positivo de ese flujo ajedrecístico: el Ajedrez argentino se benefició con los Maestros que se quedaron a residir en el país a raíz de la Olimpíada de 1939 y el comienzo de la 2da Guerra Mundial. El Ajedrez suizo se superó a partir de la llegada del GM Víctor Korchnoi, así como el francés con la asistencia permanente del ex-Campeón Mundial Boris Spasski y el español con la presencia del GM A. Shirov y otros tantos jugadores de alto nivel que tomaron a España como segunda Patria.
Asimismo el Ajedrez cubano se favoreció grandemente con la llegada al país en 1962 del MI español Francisco José Pérez, quien después de participar en el Torneo Capablanca in Memorian, decidió radicarse en La Habana (con el beneplácito de las autoridades cubanas) y que por muchos años fungió como Profesor de Ajedrez y Periodista, para beneficio del Ajedrez criollo. Incluso Pérez representó a Cuba en varios eventos internacionales.
Tanto el Juego Ciencia norteamericano como el israelí, también se superaron cualitativamente con la invasión gradual de jugadores ex-soviéticos desde comienzos de los 90. Esa positiva influencia ajedrecística es un fenómeno cotidiano que sucede también en otros deportes, en el Arte y en la Ciencias.
Con la diáspora ajedrecística cubana, que incluye además de jugadores, a Entrenadores, Árbitros y Periodistas especializados, ha ocurrido algo parecido. Su positiva influencia en el desarrollo del Noble Juego de otros países es una realidad fácil de comprender: el sólo hecho de que jugadores de cualquier nivel se enfrenten y compartan experiencias con Maestros llegados de países con gran tradición ajedrecística y formados con una amplia base de conocimientos y experiencias, crea una atmósfera especial que fomenta la calidad. Por demás, el intercambio de conocimientos y el roce constante crea un nivel de rivalidad y deportivismo que conlleva un espíritu de superación que se revierte en un aumento de la calidad individual y grupal.
Pero no sólo la confrontación periódica con los ajedrecistas nacidos en Cuba, residentes o dispersos por el mundo ha ejercido una beneficiosa influencia, también a través de la docencia y de la divulgación del Juego Ciencia por diferentes medios de comunicación, la presencia de los jugadores cubanos ha contribuido al desarrollo, la promoción y la elevación de la Cultura ajedrecística en otros países.
Decenas de casos se pueden mencionar para ilustrar lo antes apuntado; sin embargo, merece destacarse el trabajo del GM Amador Rodríguez en la Escuela de Ajedrez de Miguel Illescas, EDAMI, de Barcelona y la revista Peón de Rey, las labores del MI Alberto Barreras (EPD) y el MF Pedro Julio García en Venezuela, la del MI Ramón Huerta en la Escuela de Ajedrez de Yucatán, México, EDARAYS, el gran trabajo del Maestro Arnaldo Valdes en Ecuador, la labor del periodista/ajedrecista Nibaldo Calvo en Oaxaca, México y ahora en Lousville, Estados Unidos y del MI Blas Lugo en Miami, éste último esforzándose junto a otros compatriotas, por crear un ambiente ajedrecístico en una ciudad mucho más adicta a los jonrones de David Ortiz o Alex Rodriguez y las canastas de Kebin Durant o Stephen Curry, que a los jaques de Kasparov o Carlsen.
Sentados: AI Romeo Lobo, el escritor y biógrafo de Capablanca, Miguel A. Sánchez y su esposa, de pie: el periodista Jesús Suárez y el MI Pinal Borges
Listado de ajedrecistas cubanos titulados que residen en el exterior
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