Cuba orgullosa y Capablanca contento
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El Gran Maestro cubano, sí muy cubano aunque resida en otro país, Leinier Domínguez Pérez, logró un triunfo privilegiado para el Ajedrez de la patria de Capablanca y de la América de Martí y Bolivar: segundo lugar en el Campeonato de los Estados Unidos.
Un brillante subcampeonato con sabor a triunfo y con el honor de luchar hasta el último momento. Llegó y convenció.
Cuba ríe porque admira a su ídolo del Ajedrez. Guines está de fiesta porque celebra la victoria de un hijo. Capablanca sonríe por los triunfos de su mejor alumno. Todos, desde el sur al norte, celebramos esta victoria como propia.
Al triunfar en un evento de altísimo nivel entre jugadores de la élite mundial, confirma que su reciente trayectoria personal ha sido positiva y que éste es el comienzo de un nuevo camino pletórico de éxitos en el Ajedrez profesional y en su vida particular.
La familia ajedrecista cubana en el mundo estuvo al tanto de cada partida, de cada jugada, minuto a minuto. Es que Leinier, desde niño, irradia admiración y respeto. Es un orgullo y una personalidad para el Ajedrez cubano tan notable como Celia Cruz o Ernesto Lecuona en la música, Alejo Carpentier o Cabrera Infante en las letras, o Teófilo Stevenson en el boxeo y Javier Sotomayor en el atletismo. Los que brillan con luz propia nadie los puede apagar y honran con su virtuosismo a todos sus admiradores.
En las redes sociales se ha manifestado la realidad: todos los ajedrecistas y amigos, desde Guines y La Habana a Buenos Aires, desde La Florida y Luanda, hasta Moscú y Beijing, saludan el triunfo de Leinier y lo enarbolan como un éxito propio.
Nuevamente felicitamos a Leinier y le deseamos nuevos éxítos.
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